Los desafíos de la Economía Social y Solidaria desde la perspectiva de género

Nota: Olivia Verónica Ponce Xelhua continúa este foro sobre la economía social and solidaria en América Latina— una colaboración entre el Miami Institute, la Red Comparte y el Centro Internacional de Investigación de la Economía Social y Solidaria de la Universidad Iberoamericana CDMX (CIIESS). En las próximas dos semanas, estaremos publicando aquí los cinco ensayos del foro y, al final, los autores se unirán para un diálogo virtual, basado en estos ensayos. Esta conversación al final del foro tomará lugar el 1 de octubre, 12pm-13:15 pm (hora México) / 13:00pm-14:15 (hora Miami, EDT). Por favor sigan este enlace para registrarse al evento virtual.

Hablar de la Economía Social y Solidaria (ESS) es, desde mi punto de vista, hablar de un ámbito empresarial que se encuentra lleno de desafíos, de prejuicios y de retos tanto materiales como psicológicos. La naturaleza de muchas de estas gestas radica principalmente en que se erige como una verdadera alternativa revolucionaria para un mundo que demanda un cambio no solamente por la vertiginosa velocidad a la que se mueve, sino porque es cada vez más evidente que la sustentabilidad de mantener el modelo económico tal como lo conocemos es, en el mejor de los casos, precaria.

Para hablar de la apasionada lucha que representan los proyectos de la ESS, (basada en el cambio de roles y paradigmas) me permitiré, queridos lectores, iniciar hablando de mí, pues estoy convencida de que la vocación hacia la misma se gestó desde mis años más mozos.

Nací en una pequeña comunidad del Estado Puebla; se podrán dar idea de su tamaño al saber que para 2020 éramos 6,031 habitantes (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2020). Las características tradicionales de mi lugar de origen representaron una experiencia ambivalente. Por un lado, los ideales de familia, solidaridad, trabajo, lealtad, pertenencia y comunidad eran contrastados por los de resistencia al cambio, superstición y, especialmente patriarcado y machismo. El rol de la mujer en mi comunidad era el de una figura crucial, siempre y cuando se encontrara supeditada a las labores del hogar y crianza de los hijos, su participación en la toma de decisiones era, en general, virtualmente inexistente y la idea de que una joven estudiara considerado un desperdicio.

Sin embargo, lejos de condenar mis orígenes, me siento orgullosa de haber sido testigo de cómo los viejos caminos han envejecido poco a poco. El cambio que hoy represento, venía germinándose dese hace tiempo. Fueron mis padres precisamente quienes al identificar en mí un ímpetu por la educación me apoyaron de manera imperiosa y su papel fue decisivo para que en conjunto con becas académicas y la confianza de diversos mentores pudiera primero licenciarme en Administración de Empresas en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) para después obtener las maestrías en Dirección y Mercadotecnia por la misma institución, un MBA, Master of Business Administration with a Global Perspective, de la Universidad de Arcadia en los Estados Unidos de América, y en Gestión de Empresas de Economía Social de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Mi maestría en la Ibero me permitió entender a profundidad un medio en el que de maneras diferentes estuve involucrada (acaso en un principio por accidente) desde la licenciatura: el de las Empresas Sociales y Solidarias. Fue en ella que desarrollé el conocimiento técnico sobre cómo deben ser estructuradas y administradas, así como sus mayores diferencias con las empresas capitalistas.

Definamos ahora qué son las Empresas Sociales y Solidarias (ESS). Pues bien, estas empresas priorizan la maximización del beneficio social por encima de la maximización de las utilidades; el capital se subordina a la persona, el colectivo de la empresa y la comunidad en todas sus dimensiones –social, política, cultural y espiritual–, promoviendo una gestión transparente, democrática y participativa que aliente su autonomía. Posibilita mecanismos de desarrollo local endógeno en sus comunidades de origen, corrigiendo las imperfecciones del mercado (Borzaga & Tortia, 2009).

Establecido lo anterior, debo decir que algunos de mis desafíos en estas empresas no difieren mucho de los que las mujeres viven en el medio corporativo tradicional. Al principio, haciendo mis primeras labores para fortalecer cooperativas, asociaciones civiles y tratando en su mayoría con hombres adultos a la cabeza de las mismas, me enfrenté a mucha resistencia pues siendo una mujer joven mis capacidades y conocimientos se encontraban puestos en duda. Solamente fueron el trabajo y los resultados exitosos de mis propuestas los que allanaron el camino.

Pero lo cierto es que la experiencia es un recurso de suma utilidad para cualquiera que inicie su travesía en este mundo y es por ello que no puedo hacer más énfasis en la importancia que tiene el iniciar o crear proyectos sociales desde cero. Una de las experiencias más entrañables y formativas de mi carrera fue hacia el año de 2012 cuando identificando la dificultad que la mayoría de los habitantes de mi comunidad tenía para acceder al sistema financiero formal, decidí, con un grupo de diez familiares y conocidos, iniciar una caja de ahorro. Quiero compartirles a todos aquellos que buscan hacer de las ESS su vida, que se enfrentarán a las dudas, a las críticas, a la incertidumbre y a las vacilaciones generalizadas, pero deben tener la certeza de que con la entrega y la aplicación de los conocimientos teóricos-prácticos podrán sobreponerse a los obstáculos. Verán cómo es que paulatinamente los detractores se convertirán en partidarios. Así fue precisamente mi experiencia y hoy puedo decir con orgullo que la caja de ahorro ha superado los 500 socios, es un proyecto en el que ya no participo en su administración, pero que he legado a las personas adecuadas y el impacto que en la comunidad ha tenido es palpable.

Otro desafío que presentan las ESS es el de la adaptación que debe tener el recién llegado a sus realidades y contextos. Al tener estas empresas un enfoque sumamente humanista, se deben considerar en primer lugar las tradiciones y costumbres de los involucrados. Muchos líderes (especialmente si son mujeres) dudarán de sí mismos pues han enfrentado rechazo de inversionistas capitalistas o incluso han fracasado en pasados intentos. Nuestra labor como especialistas es la de empoderarlos, motivarlos, hacerlos conscientes de sus habilidades y convencerlos de los grandes éxitos que pueden alcanzar.

En mi opinión, las ESS presentan una verdadera alternativa económica y social al capitalismo desde la misma base sobre la cual están construidas. La noción de igualdad entre todos los colaboradores supera factores como edad, raza, género, etcétera. Se valora al individuo por su aportación a la empresa o al bien común y supera paradigmas establecidos.

Trabajando en el Centro Internacional de Investigación de la Economía Social y Solidaria (CIIESS), por ejemplo, me encontré con el proyecto Xapontic (“Nuestro Jabón” en tseltal) sociedad de 37 mujeres tseltales de la selva norte de Chiapas que han encontrado en la elaboración de jabones artesanales una manera de generar ingreso digno para ellas y sus familias de una manera justa, digna e incluyente.

Manuela Rodríguez, coordinadora de Xapontic puede dar hoy capacitaciones sobre administración y liderazgo, debido a que durante el tiempo que ha trabajado en su organización, siendo una mujer indígena sin instrucción formal, encontró muchos desafíos al principio de su emprendimiento para administrar a su grupo. Triunfó gracias a que las características de las ESS le permitieron ejercer un liderazgo humanista basado en la comprensión, el apoyo y la empatía con su equipo. Hoy Xapontic destaca por la diversificación de sus productos.

Otra de las maravillas de las ESS es que al no tener que estar coartadas por una búsqueda frenética de utilidades, permite a las personas aspiraciones que simplemente serían inconcebibles en el mundo empresarial capitalista. Tal es el caso de Diana Iris García, quien se unió al Colectivo FUUNDEC (Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila) hace más de diez años cuando la tragedia de la desaparición de uno de sus familiares más cercanos tocó a su puerta. Enfrentando en nuestra nación una verdadera crisis de violencia, las familias de los desaparecidos quedan a la deriva sin apoyo real de las autoridades y tienden a ser olvidadas por los medios de comunicación, se vuelven invisibles ante el descomunal número de casos. FUUNDEC tiene el deseo de iniciar una Empresa Social y Solidaria en forma de una cafetería artesanal que pretende financiar la búsqueda de las víctimas mientras genera conciencia en la sociedad del grave problema que se enfrenta. Al acompañar el emprendimiento de Diana y su equipo, pude apreciar cómo es que el amor y la añoranza hacia los seres queridos que se fueron se convierte en una fuerza creadora dentro de un emprendimiento. Durante este nuevo proyecto, Diana presentó desafíos como el asumir la gran responsabilidad por responder a la confianza que otros depositan en ella, el cuidar, pensar y actuar siempre en todas y todos con igualdad y equidad.

De manera contrastante, Ana Cristina Ayala Mendoza, académica consagrada en la sociología, coordinadora de Educación y Fomento Cooperativo en la Alianza Cooperativista Nacional (ALCONA), también experimentó desafíos, aunque de otra naturaleza. La finalidad de su asociación civil es la de ser un organismo de representación, apoyo legal e intercambio de experiencias entre sus afiliadas y al principio la mayoría de los integrantes de la Alianza dudaban que su perfil como mujer joven y soltera fuera el adecuado para sus responsabilidades, pero al entender ella la complejidad de las relaciones entre distintas comunidades, ha logrado crecer como persona, como mujer y como profesional. Su visión única ha logrado un equilibrio entre la parte normativa y la de los socios en una institución social.

Quiero también acentuar cómo es que las ESS son un entorno propicio para la inclusión y equidad al mencionar ahora el trabajo de Gisela Herrerías Guerra, pedagoga con maestría en Ciencias en Planificación de Empresas y Desarrollo Regional, quien actualmente es directora de Educación en Alternativas y Procesos de Participación Social, A. C., una organización con la ambiciosa e importantísima tarea de mejorar la gestión del agua en México involucrando a todos los grupos de interés. Las ESS han demostrado ser un entorno ideal para que las mujeres desarrollen talentos, habilidades y capacidades que van mucho más allá del cuidado de la casa y la crianza de los hijos. Bajo la gestión de Gisela, se ha hecho un énfasis particular en la equidad de género con 49% de mujeres laborando en el grupo y representando el 44% de los puestos administrativos. Por otro lado, y con igual importancia, se ha logrado tomar en cuenta a uno de los grupos más desprotegidos del entorno laboral a nivel mundial: el de las personas discapacitadas, 7% de los colaboradores de Gisela pertenecen a este grupo, contribuyendo a la causa y demostrando que sus impedimentos no los convierten en personas improductivas.

No estaría completo este breve artículo sin hacer un llamado general a voltear la mirada hacia las ESS. Estoy convencida de que plantean una verdadera alternativa a muchas de las problemáticas actuales. Para todos los que nacimos en el seno de comunidades rurales, indígenas, o en situaciones desafiantes, se erigen como la oportunidad para desarrollarnos e impulsar el bienestar de nuestra comunidad, pero de ninguna manera están limitadas a estos sectores. Los beneficios que pueden aportar están más que estudiados y evidenciados en entornos urbanos y de alto desarrollo.

Aunque son varios los desafíos que hemos enfrentado, desde estudiar y ser profesionistas hasta organizar a un grupo, siempre podemos superar cualquier obstáculo que se nos atraviese y lograr nuestros sueños. Por lo que invito a todas las mujeres para que descubran las posibilidades que ofrecen las ESS en términos de construir un mundo más igualitario desde la perspectiva económica ligando con los principios de la economía social y solidaría. Ya que la unión hace la fuerza y juntos (as) podemos llegar más lejos.

Para cerrar quiero compartirles que me siento dichosa y privilegiada por tener clara mi función y objetivo en la vida: utilizar mis habilidades, conocimientos, energías y esfuerzos para mejorar mi entorno. Trabajando en el CIIESS he encontrado la plataforma para favorecer al desarrollo de pequeñas comunidades, rurales y/o indígenas y así contribuir al fortalecimiento de mi maravillosa nación.

-Olivia Verónica Ponce Xelhua

Emprendedora emergente con una pasión por la gestión de proyectos para el desarrollo económico y social. Licenciada en Administración de Empresas y maestra en Administración de Empresas con una Perspectiva Global, en Dirección y Mercadotecnia y en Gestión de Empresas de Economía Social. Ha participado en el sector público, privado y educativo. Ha iniciado cajas de ahorro comunitarias y pequeños negocios en comunidades marginadas del Estado de Puebla. Actualmente es académica y acompaña a Grupos Sociales y Empresariales en el Centro Internacional de Investigación de la Economía Social y Solidaria de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Referencias:

Alternativas (2021). Alternativas y Procesos de Participación Social, A. C. http://www.alternativas.org.mx/

Borzaga, C. & Tortia, E. (2009). The economics of social enterprises: an evolutionary interpretation. Borzaga C. and Becchetti L. (Eds). The Economics of Social Responsibility. London, Routledge. Forthcoming.

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2020). Censos y conteos de población y viviendas 2020. Información recuperada el 29 de julio 2021, de https://www.inegi.org.mx/app/areasgeograficas/?ag=21.

Socioeco (2021). Alianza Cooperativista Nacional (ALCONA). http://www.socioeco.org/bdf_organisme-1248_es.html

Yomol A´Tel (2021). Nuestra Familia. Xapontic. Información recuperada de https://www.yomolatel.org/familia.php#xapontic

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